.post-title { text-shadow: #6374AB 10px -10px 3px; }

lunes, 31 de diciembre de 2012

El punk rock está de luto.


El pasado verano, concretamente el 31 de julio de 2012, recibimos una noticia que nos rompió el corazón a todos los que llevamos nuestro tiempo metidos en el mundillo del rock moderno. Tony Sly, cantante, guitarrista y compositor de No Use For A Name, y una gran persona, nos había dejado.
A sus 41 años de edad y después de haber metido caña con el grupo des de los 17, Tony nos deja en herencia una de las bases más sólidas del punk rock y el hardcore melódico actual.
Des de su debut en 1990 con “Incognito” hasta su último “The Feel Good Record Of The Year" en 2008, pasando por su enorme “Hardrock Bottom” y su bonito “Keep Them Confused”, además de una carrera en solitario que visitó nuestro país en un par de ocasiones junto a Joey Cape, vocalista de Lagwagon, encontramos algunos de los himnos más coreados de la escena de las últimas dos décadas.
Estoy convencido que no fui el único que, al enterarme de la noticia, lo primero que hice fue coger mi reproductor y ponerme temazos que nos acompañarán para siempre como “International You Day”, “For Fiona”, o “Let Me Down”.
Sus profundas letras aún me ponen la piel de gallina y considero que poca gente puede estar más orgullosa que este maestro de haber conseguido transmitir tanto con un estilo como el hardcore melódico.
Empiezan a venirme recuerdos de las veces que los he visto en concierto, y me doy cuenta que es el grupo que más veces he pagado por ver. Un par de veces en la sala Apolo de Barcelona, otra en la sala 2 de Razzmatazz, otra en la KGB… y seguro que se me escapa alguno. En uno de ellos tuve el placer de conocerlo personalmente. Yo era un crío en plena edad del pavo, justo acababa de empezar con mi grupo, pero os aseguro que sus palabras de ánimo para que siguiera adelante con el proyecto, y la sinceridad de sus palabras, me habrían emocionado de igual manera hoy mismo. La segunda vez que coincidí con él yo ya estaba más crecidito y compartimos una gran charla de la que aprendí muchísimo, y llevo el recuerdo siempre conmigo.
Y lo hicimos. Seguimos adelante y No Use For A Name siempre ha estado ahí acompañándonos.
Así que ahora lo menos que puedo hacer es homenajear a nuestro querido Tony Sly, dentro de lo posible, y despedir este año junto a su voz en mis auriculares.
Descansa en paz, jefe.

A. 


miércoles, 3 de octubre de 2012

Las cuatro puertas de la mente.


Quizá la mayor facultad que posee nuestra mente sea la capacidad de sobrellevar el dolor. El pensamiento clásico nos enseña las cuatro puertas de la mente, por las que cada uno pasa según sus necesidades.
La primera es la puerta del sueño. El sueño nos ofrece un refugio del mundo y de todo su dolor. El sueño marca el paso del tiempo y nos proporciona distancia de las cosas que nos han hecho daño. Cuando una persona resulta herida, suele perder el conocimiento. Y cuando alguna recibe una noticia traumática, suele desvanecerse o desmayarse. Así es como la mente se protege del dolor: pasando por la primera puerta.
La segunda es la puerta del olvido. Algunas heridas son demasiado profundas para curarse, o para curarse deprisa. Además, muchos recuerdos son dolorosos, y no hay curación posible. El dicho de que "el tiempo todo lo cura" es falso. El tiempo cura la mayoría de las heridas. El resto están escondidas detrás de esa puerta.
La tercera es la puerta de la locura. A veces, la mente recibe un golpe tan brutal que se esconde en la demencia. Puede parecer que eso no sea beneficioso, pero lo es. A veces, la realidad es solo dolor, y para huir de ese dolor, la mente tiene que abandonar la realidad.
La última puerta es la de la muerte. El último recurso. Después de morir, nada puede hacernos daño, o eso nos han enseñado.

miércoles, 8 de agosto de 2012

Tyler.

Esta semana Tyler les ha dicho:
—Comprad una pistola.
Tyler le dio a un tío las Páginas amarillas y le ordenó que arrancara un anuncio. A
continuación, le pasó el listín a otro tío. Cada uno debía ir a un lugar diferente a comprar la
pistola o a hacer uso de ella.
—Aquí tengo una pistola —dijo Tyler sacando una del bolsillo del abrigo—: dentro de
dos semanas cada uno de vosotros deberá tener una pistola de un tamaño similar al de ésta y
tendrá que traerla a la reunión.
»Lo mejor será que la paguéis al contado —dice Tyler—. En la siguiente reunión
intercambiaréis las pistolas y denunciaréis el robo de la que comprasteis.
Nadie preguntó nada. No hacer preguntas es la primera regla del Proyecto Mayhem.
Tyler hizo circular la pistola. Era muy pesada para ser tan pequeña, como si algo
gigantesco, una montaña o una estrella, se hubiera hundido y derretido para dar forma a aquel
objeto. Los miembros del Comité la cogían con dos dedos. Todos querían preguntar si estaba
cargada, pero la segunda regla del Proyecto Mayhem es no hacer preguntas.
Tal vez estuviera cargada, tal vez no. Tal vez no nos quedara otro remedio que asumir lo
peor.
—Las pistolas —dijo Tyler— son sencillas y perfectas. Sólo hay que apretar el gatillo.
La tercera regla del Proyecto Mayhem es no poner excusas.
—El gatillo —dijo Tyler— libera el martillo y el martillo percute encendiendo la
pólvora.
La cuarta regla es no mentir.
—La explosión libera la bala por la apertura del casquillo y el cañón de la pistola encauza
la pólvora y el impulso de la bala en una sola dirección —continuó Tyler—, igual que el
hombre-cañón, igual que el misil saliendo del mortero, igual que tu esperma.
Cuando Tyler inventó el Proyecto Mayhem, Tyler decía que al Proyecto Mayhem no le
concernía lo que le pasara al resto del mundo. A Tyler no le importaba si alguien resultaba
herido o no. El objetivo era enseñar a todos y cada uno de los miembros del proyecto que tenían
poder para controlar la historia. Cada uno de nosotros puede hacerse con el control del
mundo.
 
HTML,BODY{cursor: url("http://downloads.totallyfreecursors.com/cursor_files/orgglithandwriting.ani"), url("http://downloads.totallyfreecursors.com/thumbnails/orgglithandwriting.gif"), auto;}